«Pablo Motos debería desear suerte a Broncano en vez de montar numeritos»

Creo que con el asunto del fichaje de Broncano por RTVE hay algo que se me está escapando. Aseguran que Moncloa está empujando para que se produzca y al mismo tiempo Pablo Motos y su equipo denuncian con muchísima indignación que es una maniobra para eliminarlos. Por partes. No sigo mucho la trayectoria de Broncano pero por lo (poco) que sé de él no recuerdo que se haya manifestado nunca políticamente. O puede que lo haya hecho, pero tampoco de manera muy activa. Aun así la prensa (conservadora de Madrid, especifiquemos) nos da a entender que es un abnegado y fiel servidor de los dictámenes del presidente. Otro asunto es lo de ‘El Hormiguero’, que se han tomado como algo personal su fichaje. Que dicen que Moncloa les tiene manía. Que lo van a poner ahí para destrozarlos. No sé, como toda teoría conspiranoica entiendo que tendrá muchos adeptos. Y que habrá mucha audiencia que estará vibrando con ella y que se organizarán cadenas en X –antes Twitter– con el hashtag #EHnosetoca o algo así. Pero a mí, qué queréis que os diga, se me queda un poco corta. Con poca enjundia.

Por mucho que Juan del Val se empeñe en ponerse en plan alarmista y asegure que Pedro quiere cargarse a Pablo. Yo es que intuyo que ni el mismo Juan se cree semejante bola pero en términos de audiencia no cabe duda de que les debe resultar muy rentable. Es un giro de guion muy apetecible. El Estado –así, en mayúsculas– contra un presentador. A ver, es que si yo me viera en una tesitura así quizás sería el primero en inflar la historia. Y, además, por entregas. Pero venga, pongámonos serios. Pablo Motos no tiene rival a corto plazo. Lleva veinte años ocupando esa hora, es imposible que aparezca alguien y lo fulmine. Imposible. La cadena que apueste por intentar hacer sombra a Motos sabe que, como mínimo, debería mantener un mismo producto durante tres temporadas. Un producto en el que creyera, apoyara y no le metiera prisa por conseguir objetivos a corto plazo. No hay otra. Puedes ir poniendo parches pero competir contra Pablo Motos significa invertir a futuro. Entonces, no entiendo muy bien la preocupación que parece cundir en ‘El Hormiguero’.

Según Wikipedia, Motos tiene 58 años. Chico, llevas veinte años siendo imbatible. ¿De verdad os lleváis esas sofoquinas tú y tu equipo por el fichaje de Broncano? A mí me parece que en vez de montar esos numeritos deberíais aplaudir su llegada y desearle suerte. Es un compañero, no un comisario político. Que parece que os va a quitar el pan y la sal cuando tenéis ya tanto dinero que no os lo vais a gastar en cien mil vidas. Y digo yo que yéndoos tan bien no entiendo cómo os metéis en esos berenjenales políticos, con lo que pringa hablar de todos esos temas. Hablo con conocimiento de causa. Teniendo yo la audiencia que vosotros tenéis no le dedicaba yo ni medio minuto a la actualidad política porque me parece que es lo menos divertido del mundo. Y divide. Y cabrea. Y a ‘El Hormiguero’, como todo el mundo sabe, la gente va a divertirse.

Pero así como a los presidentes se les echa en cara que cuando llevan muchos años gobernando sufren el síndrome de La Moncloa, a los presentadores siempre nos da por convertirnos en líderes de opinión. No falla. Hasta que caemos del caballo y dejamos de dar la chapa al personal para dedicarnos a hacerles la vida más entretenida. Nota aclaratoria: estoy convencido de que ahora dirán que Sánchez me ha ordenado escribir estas líneas. Al tiempo.

GTRES

Pepito y Teresita

Hablando de política, esta semana se nos ha casado Pepito con Teresita. A mí Teresita, sin conocerla, me cae muy bien. Toda aquella persona que manifiesta timidez ante una cámara cuenta con mi simpatía. Eso es lo que le pasa a Teresita, que cuando ve una se le notan las ganas de salir corriendo. No así a Pepito, que pertenece a esa clase de personas que no soporto: los que hacen bandera de su torpeza cuando en su fuero interno se creen más listos que nadie. Sobre la boda de Teresita y Pepito lo más respetuoso es no escribir. Se opina sola. Lo que más me llamó la atención fueron las declaraciones de Esperanza Aguirre a la entrada de la iglesia. Vino a decir que el matrimonio es un coñazo, lo que nos lleva a pensar que si Aguirre hubiera nacido veinte años más tarde no la pillaban casada ni harta de vino.

Aguirre ha cortado calles y ha huido de la policía. En el fondo es una progre, una volcadora de contenedores en potencia. Pero su pertenencia a esa clase de “gente de bien” que no saca los pies del tiesto la ha convertido en una señora en permanente estado de ebullición. Me llamó la atención lo mal vestida que fue Ayuso porque es una mujer que siempre va muy guapa cuando acude a algún tipo de evento. Pero en esta ocasión no debió considerar que la boda requiriera mucho esfuerzo. No pasó inadvertido su bolso, en el que podía caber perfectamente una daga florentina, accesorio indispensable cuando estás rodeada de políticos de tu partido. 

Carmen dice basta

No puedo acabar este blog sin hacer referencia a Carmen Borrego, protagonista indiscutible de la semana. Con permiso de Teresita y Pepito, claro. Carmen y su hermana Terelu ayudaron a que la última gala de ‘Supervivientes’ forme parte de la historia del concurso. ‘Supervivientes’ es un reality que obliga a los concursantes a enfrentarse a situaciones extremas. La de Carmen no ha sido moco de pavo: la relación con su hijo. Y Carmen, harta de tanto callar, el jueves dijo alto y claro: “Se acabó”. Normal. Las madres, por ser madres, no tienen la obligación de convertirse en mártires. La familia es algo que tiene mucho que ver con el azar y no siempre tienes suerte en el reparto. Cuando por mucho que lo intentes no consigues ni un mísero premio, lo mejor es dejarlo correr. Como dijo Frida Kahlo, “donde no puedas amar no te demores”.

Artículo original en Lecturas.