Me lo pasé bomba en el rodaje de la serie sobre Yurena

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No querría yo desilusionar a mis millones de seguidores pero mi intervención en la serie ‘Superstar’ de Netflix –sí, la de Yurena producida por Los Javis– es bastante anecdótica. Es que he leído los titulares que se han publicado al respecto y parece que sea uno de los protas, pero entre una cosa y otra calcularé que saldré dos minutos y medio o así. Ahora bien: después de mi colaboración entendí aquello de que a los actores les pagan por esperar. Me recogieron el miércoles a las tres y media de la tarde en la puerta de mi casa. Esa misma mañana tenía cita con mi dentista. A las doce del mediodía comenzaban a hacerme una endodoncia y con la anestesia haciendo todavía su efecto tuve que comer deprisa y corriendo para no hacer esperar al coche de producción. Y al llegar, la primera en la frente. Que lo mío hasta las seis o así no se grababa. En esos momentos tengo que hacer unos esfuerzos titánicos para no acordarme del árbol genealógico de todo aquello que me rodea, ya sea persona, animal o cosa. Acostumbrado a los directos, detesto esperar. Pero se me pasa al ratito porque todo el equipo de producción hace todo lo posible para que te sientas a gusto. Y ante eso no hay cabreo que valga. Yo, es que llego a un sitio donde hay buen ambiente de trabajo, y pienso “Aquí me quedaría a vivir”.

Ganas de que se estrene

Cuando leí que Los Javis iban a hacer una serie sobre Yurena no me dio ni frío ni calor. Vamos, que no me suscitó ningún interés. Ahora bien, después de estar en el rodaje y hablar con Ingrid García-Jonsson –Yurena– y Nacho Vigalondo –director– ya estoy deseando que la estrenen. Pero con ansia y todo. No porque me desvelaran mucho sino porque me contaron de qué no iba. Y entonces pensé para mi capote: “¿Cómo puede ser que me haya asaltado la duda de algo que lleva la firma de Los Javis?” Porque ya lo escribí aquí a propósito de ‘La Mesias’: son talento. Nada más que añadir, señoría. Y luego está lo de Nacho Vigalondo, que es otro que tal baila. Me encantó verle dirigir. Cómo disfrutaba. Cómo indicaba a los actores. Y todo ese equipo que conformaba el rodaje perfectamente sincronizado. Me lo pasé bomba. Se grabó desde las cuatro de la tarde hasta más o menos las diez de la noche, pero por lo que vi de ahí no saldrán más de cinco minutos de serie. Un trabajo de orfebrería, pero no me arredró. Les dejé un mensaje a Los Javis diciéndoles que fueran pensando algo para mí. Y a Vigalondo. A mí es que no me da vergüenza ofrecerme, qué quieres que te diga. Lo he hecho durante toda mi vida en todos los ámbitos.

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Como ya habrán visto mis seguidores en Instagram también me estoy ofreciendo para hacer publicidad. Por ahora no estoy teniendo mucho éxito pero veo que una conocidísima marca de embutidos ha contratado a Chelo García-Cortes y me produce la misma alegría como si fuera una cosa mía. La marca, híper reconocida por sus campañas navideñas, juega magistralmente con el parecido entre Chelo y Robert Redford, broma recurrente en ‘Sálvame’. Me gusta ver a mis compañeros siendo reclamados por programas y marcas de publicidad. Teniendo en cuenta la huella televisiva que han dejado es lo lógico. De colaboradores han pasado a ‘Guest Stars’. Me alegro muchísimo por ellos.

Esty me recuerda a Mila

A principios de semana cumplí uno de mis sueños: conocer a Esty Quesada y a Yenesi. Esty me invitó a su podcast y antes de que se produjera el encuentro estuve muy excitado. Como ese fan que va a conocer a su ídolo. Porque yo es que soy muy fan de Esty. Resulta muy interesante analizar su recorrido personal y profesional. Fíjate que me recuerda un poco a Mila. Cuando se hizo popular Esty era una muchacha que transformaba su asqueo vital en un delicioso humor negro y siniestro, que es el tipo de humor que tienes que hacer cuando eres joven. No hay otra. Van pasando los años y Esty sigue siendo transgresora pero, ¡ay!, se le empiezan a adivinar toques de ternura que hacen que el personaje sea todavía más atractivo. Porque es consciente de que la realidad suele ser demoledora y tóxica, pero se hace mucho más llevadera cuando tienes a tu alrededor gente que te quiere que no debe formar parte necesariamente de tu familia biológica. Estoy convencido de que Esty no tiene solo seguidores sino que ha sido lo suficientemente inteligente para ir conformando un entramado social afectivo que le ha ayudado a solventar otras carencias. Junto a Yenesi hacen un dúo espectacular. Cuando las veo pienso que los medios de comunicación generalistas no podemos darle la espalda a profesionales como ellas. El problema es que no estamos sabiendo encajarlas. Porque no se trata de llevarlas a un plató como si fueran piezas exóticas. No. No son elementos folklóricos. Ni objetos de museo o animales raros. Ahora los raros somos los de siempre. Esty Quesada y Yenesi son protagonistas activas de una realidad cada vez más diversa. Elementos que nos recuerdan que la viejunidad nos devora cada vez más rápido si no ponemos remedio.

Artículo original en Lecturas.