«Me gustaría que la Preysler confesara en su reality el lastre que era Vargas Llosa»

Decisión que he tomado nada más llegar a  casa: hacerme de Disney para ver el reality de la Preysler. Tengo que decir que he quedado muy impactado tras sus últimas declaraciones, que transcribo textualmente para no perder ni un ápice de la intensidad emocional que desprenden: “La Navidad es cuando más añoramos a nuestros familiares y amigos que ya no están”. Menos mal que de vez en cuando aparece la Preysler en nuestras vidas para ayudarnos a no perder la cabeza. No descarto que en sucesivas entrevistas nos aconseje comprar en Black Friday porque hay ofertas muy ventajosas o embadurnarnos de crema protectora cuando vayamos a tomar el sol. En el reality de Disney nos va a contar cómo celebra su Navidad. Teniendo en cuenta lo que tarda en grabarse y editarse un programa de estas características me relamo de gusto pensando que la tropa Preysler grabase la cena de Nochebuena en agosto, con el caloraco que ha hecho este año en nuestro país. ¿Habrán tenido que atizarse turrones al tiempo que sudaban la gota gorda? Ahora que lo pienso: no creo que haya cena porque se estrena el cinco de diciembre. Más bien preparativos. Pero para mi relato me conviene que haya cena, me da más juego. 

Adicto a los realities

Confieso que soy muy consumidor de realities. Es el género televisivo que más me atrae. Tanto es así que me he tragado varias veces el de Tamara Falcó, que no es de los mejores. Y estoy siendo comedido. Pero la de días que, estando tumbado en el sofá de mi casa, me he puesto un capítulo al azar y me he quedado embobado frente al televisor con cara de vaca viendo pasar un tren. Mano de santo. Para mí es como meditar. Me gustaría que en su reality Isabel Preysler se soltara el pelo y le confesara a sus hijos en la cena de Nochebuena grabada en agosto que menudo lastre era Vargas Llosa. Es más, rabio de gusto imaginándola pronunciar la palabra “coñazo” referida al Nobel. O cargando contra algunas de esas repolludas o petimetres que cuando hablan de ella en televisión dicen “Isabel” con la mandíbula caída, babosa. De esta manera nos dan a entender que son muy cercanos a la Preysler pero nombrándola por su nombre de pila quedan como lo que son: más cursis que un guante. 

Tamara Falcó y Puigdemont

La pena es que el reality lleve ya tiempo grabado porque me hubiera gustado ver cómo en esa cena de Navidad la troupe Preysler al completo opina sin cortapisas sobre los grandes temas que están arrasando actualmente en nuestro país: la amnistía, las manifestaciones en Ferraz o las declaraciones del hijo de Bárbara Rey. Ahora que lo pienso, sobre casi todo ello se ha manifestado ya en ‘El Hormiguero’ Tamara Falcó, elevando el término “cuñadismo” a dimensiones absolutamente estratosféricas. Inalcanzables. Inauditas. Insoportables, incluso. Pero fíjate que ahora mismo me dan a elegir entre un after o ver una cena con la Preysler, Íñigo Onieva o Fernando Verdasco hablando de Puigdemont y paso del after. 

Artículo original en Lecturas.