«Con Isabel Pantoja no me llevo desde hace años, pero nos volveremos a encontrar»

TELECINCO

¿Te ha pasado esto de estar esperando en la sala de embarque de un aeropuerto y que tu mirada se cruce con la de alguien y te quedes tan loco que se detenga el mundo? A mí, no. Pero no pierdo la esperanza. Con mi última separación pensé “qué bien, la vida para mí. En cualquier momento puede surgirme una aventura”. Nunca sucedió. Y le echaba ganas, eh, no te creas que iba por el mundo con ojos de escéptico. Si tenía un vuelo fabulaba con que se sentara a mi lado mi príncipe soñado. Cuando iba a comprar a una tienda de ropa pensaba en bellos dependientes. Pero nada. El caso es que luego viene gente que te cuenta historias fabulosas: “Conocí a mi novio durante la pandemia, en la cola del supermercado”, me contó no hace mucho un cocinero. Yo, por aquello de ponérselo más fácil al destino, salgo a caminar un par de horas diariamente. Hasta el momento lo máximo que he conseguido es alcanzar los diez mil pasos que se necesitan para estar en plena forma. La muerte me pillará soltero pero tonificado.

Puro realismo mágico

Vuelvo a casa después de estar más de dos semanas recorriendo Colombia. Los últimos días los he pasado en Cartagena de Indias, ciudad que ya conocí muchísimos años atrás y de la que he vuelto enamoradísimo. Qué poca justicia le hacen las fotos. Hay que recorrer sus calles a cualquier hora del día, quedarse embelesado con sus bellas casas, disfrutar con las exuberantes flores que las adornan. Perderse por las callejuelas de Getsemaní e imbuirse de ese voluptuoso y sensual Caribe que se te pega al cuerpo a golpe de calor y música. Cartagena es puro realismo mágico. García Márquez en vena. “Conocer por primera vez Cartagena de Indias es como volver”.

Vuelve ‘Supervivientes’

Escribo el domingo ya desde mi cama con la mente puesta en el jueves siete de marzo, día en el que estrenaremos la nueva edición de ‘Supervivientes’. Recuerdo cuando me llamó Paolo Vasile a su despacho, allá por el 2011, para comunicarme que iba a presentar ‘Supervivientes’. Él me lo ofreció como un maravilloso regalo, pero yo no sabía dónde meterme. Sinceramente, no era un entusiasta seguidor del formato. Además, hacía ya algunos años que el programa no se emitía en Telecinco. Pero decidieron –con muy buen tino– recuperarlo. Recuerdo que solo pude musitar “A ver qué tal es el casting”. Abandoné la reunión un tanto acongojado, no lo voy a negar. Al poco tiempo descubrí lo equivocado que estaba.

España entera, en vilo

Volvimos con Raquel Sánchez Silva como copresentadora. Y a los mandos Alfredo Ereño y Angelo Roca –productores– y Josep Tomás en la dirección. La edición fue apoteósica. Kiko Rivera y Rosa Benito entre los concursantes. En la primera gala Rosa no se atrevía a tirarse desde el helicóptero y recuerdo que nos fuimos a publicidad con la pobre señora temblando de miedo. España entera se quedó en vilo durante unos minutos hasta que al final saltó.

Visita histórica al plató

En esta edición fue donde la Pantoja entró por teléfono para animar a su hijo una noche que estaba a punto de abandonar. Se rompía así una época de fortísimos desencuentros entre la cantante y Mediaset, que culminó con una histórica visita a plató de Pantoja para reencontrarse con Kiko cuando abandonó el concurso. Luego entre Pantoja y Mediaset, como siempre, hubo de todo: buenos momentos, malos y regulares. Pero ese año la luna de miel con la cadena era tan dulce que Pantoja y yo dimos las Campanadas desde la Puerta de Sol. Luego todos nos peleamos y nos volvimos a reconciliar y ahora no sé en qué punto estamos pero yo siempre he sostenido que Mediaset e Isabel Pantoja están condenados a entenderse. Con Isabel –‘Maribel’ cuando nos tratábamos– no me llevo desde hace la tira. Pero estoy convencido de que nos volveremos a encontrar. Tenemos una colaboración profesional pendiente. Nuestro propio reality. Ahí lo dejo.

Raquel Sánchez Silva fue una compañera extraordinaria que se convirtió en una muy querida amiga. La audiencia se enamoró al instante de ella. La sustituyó Lara Álvarez, que durante ocho años dictó cátedra desde Honduras. Todo lo que pueda escribir sobre ella se queda corto. La admiro, la quiero y le quedan por escribir muchísimas páginas en la historia de nuestra televisión. Tras Lara, Laura Madrueño. Coincidí con ella la edición pasada y tengo muchas ganas de volver a disfrutarla. Se entrega con entusiasmo, traspasa la batería y tiene una risa contagiosa. He tenido mucha suerte con mis tres compañeras.

Lima y Mila

Este año hay cambio de productora. Echaré de menos a Alfredo, Angelo y Josep. Han sido muchos años, mucho cariño y muchos momentos personales y profesionales que se quedan grabados en mi particular memoria vital. Les debo mucho y sé que volveré a trabajar con ellos, si ellos quieren, claro. Ojalá que sí. Aparece de nuevo en mi vida Raúl Prieto, que toma el relevo de Josep Tomás. Qué puedo decir de él. Nuestra historia comenzó en ‘Aquí hay tomate’, hace ya veintiún años. Éramos unos críos. Él más, aunque yo tenía por aquella época la edad de Cristo. Vamos, que también era un pimpollo. Y ahora somos unos señores hechos y derechos contentos de reencontrarse en esta nueva aventura. Me da mucha alegría que me dirija. Es como volver a casa en esta nueva etapa de mi vida. Además, siempre le tendré que agradecer que pusiera de nuevo en circulación a Mila Ximénez. La rescató del ostracismo para que nos diera una entrevista en ‘Aquí hay tomate’ sobre la Pantoja y el resto ya es historia. Tenía ganas de volver a mi casa aunque ya no fuera la misma. No me esperaba Lima, que se volvía loca cada vez que me veía de nuevo después de pasar semanas dándole al tacón por esos mundos de dios. Qué cosas: en Cartagena de Indias he reparado que Lima y Mila tienen las mismas letras. Me acuerdo mucho de las dos. Siempre.

Artículo original en Lecturas.