Siempre he admirado de Ana Rosa sus ganas de vivir, de disfrutar, de pasárselo bien

Ana Rosa Quintana anuncia que tiene cáncer y nos deja hechos polvo. Porque a Ana Rosa no le puede pasar nada, lleva tantos años formando parte de nuestra rutina que nos vamos a sentir rarísimos sin verla una temporada. Pero aquí la importante es ella, por supuesto. Deja el programa para cuidarse y emprender una batalla contra el cáncer que definió como “intensa”. Nos comunicó la noticia el lunes por la mañana. Estaba guapísima, la tía, y se lo puse en un mensaje. No pude evitar emocionarme cuando el realizador dio un plano de la presentadora abandonando el plató justo un ratito después de que empezara el programa. Por encima de todo, la vida. Ana Rosa Quintana es una parte importante de mi trayectoria profesional. Hace casi 30 años que la conozco. ¡30 años! Así que en estos momentos no dejo de pensar en ella. Se quita de en medio una temporada, pero no va a estar sola. Es más, estoy convencido de que hay tantísima gente que quiere devolverle el amor recibido que va a tener que establecer turnos de visita.

Se nos va a hacer muy raro poner la tele y no verla. Yo siempre he dicho que es de las pocas estrellas que quedan. Porque salir en televisión y hacerte famoso no te convierte en estrella, has de tener un qué se yo que no sabría explicar muy bien, pero que indudablemente Ana Rosa posee a espuertas. En estos momentos de su vida juega a su favor ese optimismo que la ha caracterizado en todo momento. Siempre he admirado de ella sus ganas de vivir, de disfrutar, de pasárselo bien. Recuerdo que en una entrevista contaba que a veces estaba tomándose algo contemplando una puesta de sol y no podía evitar exclamar: “¡Qué felicidad!”. Desde entonces yo también procuro distinguir esos momentos y resaltarlos. No sé qué te puedo decir que ya no sepas, Ana Rosa. Bueno, sí: que todo esto pase rápido y que vuelvas pronto. Porque lo tuyo, y lo has demostrado con los años, es luchar y ganar.

Yo trabajé con ella en ‘Extra Rosa’ junto a Rosa Villacastín y luego ya en ‘Sabor a ti’. Si el éxito del primero fue impactante, lo de ‘Sabor a ti’ adquirió tintes de acontecimiento televisivo. Ana Rosa arrasaba en las tardes con un programa entretenidísimo en el que se lo pasaba teta. Todos los que trabajamos en él fuimos muy felices. Éramos jóvenes, ganábamos mucho dinero –Ana Rosa siempre ha pagado muy bien– y el mundo era un lugar mucho más agradable que ahora, o al menos a mí me lo parecía. Nos bebimos las noches de Madrid hasta dejarla seca y ligábamos con alegría, a lo loco. Fue en ‘Sabor a ti’ donde Ana Rosa se convirtió en la estrella que es ahora. No había fiesta que no la reclamase. Todos querían que la mujer que estaba revolucionando las tardes televisivas acudiera a la presentación de su libro, al estreno de una obra de teatro o a la mismísima inauguración de un balcón.

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