Mercedes Milá me hace unas lentejas y repito

Lentejas

Almorzamos con María R. en casa de Mercedes Milá. Lentejas. Cuando era pequeño mi madre tuvo que dejar de hacerlas porque mis hermanas y yo le montábamos unos pollos de campeonato. Las de Mercedes Milá estaban buenísimas y encima repito. ¡Ay, si me viera mi madre!

Veo a la Milá pletórica. Contenta, combativa, guerrera. Está al tanto de todo lo que hacemos en la tele. Más que yo, incluso.

Me gusta Mercedes porque es una mujer apasionada. A la hora de ponerse ante una cámara se entrega por entero y es capaz de ingeniarse las mil y una para que el interés no decaiga.

María Patiño

¿Ha sido siempre María Patiño tan intensa? Creo que sí, pero con los años ha ido a más, lo cual me parece algo digno de elogio. Porque con el tiempo uno tiende a volverse más escéptico, más laxo, menos involucrado. Pero a María la vida no solo la ha vuelto más descreída, sino que no concibe levantarse por las mañanas sin haberse comprometido previamente con el aire que respira.

Hay algo de infantil en el comportamiento de María, pero ene plan bien. Conserva la curiosidad y las gana de preguntarse continuamente el porqué de las cosas. Se pone como las cabras con las trampas que le ponen en ‘Sálvame’, se enfada, se muestra herida, airada, menospreciada cuando no se le deja hablar más de media hora seguida sin interrupción. 

María Patiño está en racha. No conviene perderle la pista.

Indultos

Tú cuando indultas es porque confías en que va a ser para bien, digo yo. O sea, que es una manera de seguir creyendo en el género humano. Y si no indultas es porque consideras que los castigos deben ser eternos, como el infierno.

Yo quiero que la gente sea lo más feliz posible y, sinceramente, no creo que la férrea unidad de España contribuya a que segreguemos más serotonina. Otra cosa muy distinta sería que estuviéramos debatiendo la posibilidad de que nos robaran el sol y la playa. Por ahí sí que no claudico porque yo soy muy de defender lo esencial.

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