Las redes dicen…

En una de las pausas del ‘Deluxe’ recibo un mensaje por Instagram: “Maricon”, sin tilde. Miro el perfil del emisor y me encuentro a un muchacho que, incluso en fotografías, exhibe una pluma que me da qué pensar. Le respondo: “Pues parece que tú no me vas muy a la zaga, ¿no?”. El chico, en vez de cabrearse como una mona, me responde de la siguiente e inquietante manera: “Por favor, saluda a mi abuela que te está viendo”.

Así son las redes de desconcertantes. Lo tengo comprobado: alguna vez me da por responder a alguien que te insulta y te encuentras con una persona necesitada de compañía. Una persona que de alguna manera busca llamar la atención para no sentirse tan sola y paliar así los estragos de una existencia solitaria.

No seré yo quien cargue contra las redes. Hay cosas que no me gustan, claro, pero son también un gran foco de solidaridad y generosidad. Tienes que saber buscarlo y no dejarte llevar por el mal rollo que a veces —demasiadas, diría yo— impera. El jueves dije en ‘GH VIP6’ que ser feliz era una decisión. Y yo, puestos a elegir, opto por ser un hombre dichoso en vez de un amargado.

 

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