La confesión de Kiko y mi preocupación por Mario

La confesión de Kiko

Hace muchísimos años me preguntaron en una entrevista: “¿Y tú cuánto tiempo piensas seguir en este mundo?”. “No sé —respondía yo— espero que no tanto como para informar de la boda de Paquirrín”. Pues bien, Kiko Rivera —antes Paquirrín— ya es padre de tres hijos y yo sigo aquí, que diría Paulina Rubio. Con esto quiero decir que sigo la vida de este niño desde su nacimiento. Y creo sinceramente que los que nos dedicamos a cubrir este tipo de información desarrollamos algún tipo de relación con los personajes de los que hablamos.

Hablar de cariño quizás sería excesivo aunque algo de eso hay. De ahí que llegues a sentir las muertes de algunos de ellos con mucha pena: Rocío Jurado o Carmina Ordóñez, por poner solo dos ejemplos. Pero no voy a hablar ahora de mierte sino de vida: la que ha recuperado Kiko tras haber dejado las drogas. Conocíamos sus problemas con ellas desde hace años. A las redacciones de las televisiones llegaban periódicamente vídeos de Kiko en situaciones muy comprometedoras.

Si hay algo que he aprendido en estos años de profesión es que las crisis se desactivan plantándoles cara, enfrentándote a ellas, reconociendo errores y asumiento equivocaciones. Y eso es lo que hizo Kiko Rivera el martes: asumir su problema. Llevo más de veinte años haciendo televisión y si hay algo que me gusta de mi trabajo es que me sigue sorprendiendo. Cuando piensas que vas a tener una noche tranquila suceden cosas como las de la semana pasada. Un personaje conocidísimo comparte un problema y la audiencia se queda muda, pegada a una historia, compartiendo emociones.

Lo de Kiko es mucho más que un momento televisivo. Es una historia de vida, de cotidianidad, de situaciones que lamentablemente conocemos porque se han sufrido en nuestra familia o en la del vecino.

Preocupación por Mario

Vuelvo a Tenerife, donde esta tarde presentaremos ‘Grandes Éxitos’ en el auditorio. El espacio, diseñado por Calatrava, es imponente. Parece que estés actuando en una catedral. Estuvo en el ‘Deluxe’ Mario Vaquerizo, que me dejó muy preocupado. Mario es la alegría de España, el termómetro emocional de nuestro país. Si Mario ríe, España se descojona. Si Mario anda cabizbajo, España renquea. Ahora Mario no está pletórico y el país lo nota. Ha vuelto Aznar: nada más que añadir, señoría. Mario, recupérate pronto, hazme el favor, haznos el favor. España te necesita.

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