Jorge responde a su presunto despido de la tele

Están escribiendo en tantos sitios que me van a echar de Mediaset que esta noche he soñado que un par de directivos me reunían en un despacho y me decían: “Adiós, muy buenas”. No me daba tiempo a experimentar ninguna emoción porque justo en ese momento me he despertado. Lo de siempre, vamos, que abres el ojo justo cuando la película se pone interesante. Y la verdad es que me hubiera venido de perlas que el sueño se alargara una media horita para ayudarme a solucionar algo que me está pasando últimamente.

Os cuento. Durante todo este mes que llevo de promoción con ‘Antes del olvido’ no ha habido entrevista en la que no se me haya preguntado qué haría si acabara ‘Sálvame’, y en cada una de ellas he intentado introducir alguna nota original sobre una misma base porque lo que no me perdonaría es que mis entrevistas olieran a pescado congelado. De entrada, he contestado lo mismo a todos los colegas: “Si se acabara ‘Sálvame’ no idearía ningún plan a corto plazo”. Sí tengo muy claro, por ejemplo, que no me liaría a dar entrevistas explicando cómo me encuentro o elucubrando sobre mi futuro. Además, seguro que ya se encargarían los distintos medios de referirse a la situación. Creo que me gustaría pasar días en casa ordenando muebles, armarios, desprendiéndome de todas aquellas cosas que ocupan espacios innecesarios. He empezado ya con los CD –los he regalado todos– y con los DVD. En cuanto a estos últimos, tengo que confesar que me he quedado con algunos por motivos sentimentales: un pack con todos los conciertos de Frank Sinatra, algunas temporadas de ‘El ala oeste de la Casa Blanca’, todos los capítulos de ‘Anillos de oro’ y la película ‘Tal como éramos’. Una vez ordenada la casa, ¿qué haría? Pues seguir viviendo. Sin más. A ver si os pensáis que la gente que trabajamos en la tele tenemos un chip especial en la cabeza que nos hace ver con mayor claridad nuestra existencia. Pues no.

El viernes estaba en la peluquería de Alberto Dugarte hablando con el mismísimo Alberto y apareció Lara Dibildos. Y de lo complicado que estaba el mundo del teatro acabamos hablando de novios. Le pregunté a Lara si echaba de menos tener uno y me contestó que solo los domingos. ¡Ay, los domingos! Son terribles en cualquier parte del mundo. La hora más destructiva va de cinco a siete a de la tarde. Ahí es cuando más daño hacen, por lo que recomiendo pasarlas fuera de casa. Dando una vuelta. Tomando un café con un amigo. En cualquier sitio menos en casa, porque los demonios salen de nuestros cuerpos para rodearnos y meternos miedo. Fuera de nuestro hogar nuestros demonios se sienten desamparados y permanecen dormidos, agazapados, esperando otra oportunidad para atacarnos. Recordad: manteneos alertas los domingos de cinco a siete de la tarde. Son las horas en las que el mundo se nos viene abajo.

Sigo con lo mío. Cuando mis compañeros me preguntan por el fin de ‘Sálvame’ entiendo que subyace la idea de si sabré vivir sin trabajar en televisión, como si el fin de un programa significara el fin de una carrera profesional. Claro que en ocasiones ha sucedido, pero cuando eso ocurra no tengo ni la más mínima idea de lo que pasará con mi vida ni en qué momento me pillará. Pero, vamos, que, como me veo en la obligación de pensar algo, pues activo mi imaginación para no dejar a mis colegas sin respuesta.

Planes lejos de la tele

Una de las cosas que me decía Mila que tenía muchas ganas de hacer era pasarse en Londres cuatro meses aprendiendo inglés. A mí esa idea, francamente, me parece un soberano coñazo. Primero, porque ya tengo muy claro que no voy a aprender inglés en mi vida. Tiré la toalla hace años. Luego está el tema del clima. Londres es muy bonito, eso no hay quien lo discuta, pero a mí vivir en penumbra se me hace muy pesado. Así que, desterrado el tema idioma, pasemos a otra cosa, mariposa. Entre mis sueños más recurrentes está el de coger un billete de avión sin fecha de regreso. Viajar muy ligero de equipaje a un lugar de playa. Tener la oportunidad de moverme de un lugar a otro en autobús, en tren. No pensar. No hacer planes. No hacer nada. Pero nada de nada. Viajar solo para tener que romper mi timidez y obligarme a hablar con gente con la que a lo mejor pueda llegar a compartir una charla, un café, unas risas, unas emociones, unos recuerdos. Gente para la que no sea nada más que un hombre que viaja solo. Y tengo que reconocer que, después de lo que os he contado, tampoco se me ocurren muchas más cosas para hacer porque los que trabajamos en la tele tenemos los mismos quebraderos de cabeza que los que no.

Nada depende de uno

Me preguntan por el fin de ‘Sálvame’ cuando el programa sigue liderando las tardes. Especulan con mi futuro en la cadena cuando nadie me ha dicho que no vaya a presentar ‘Supervivientes’, sino todo lo contrario. Si algo he aprendido en mi trabajo es que casi nada depende de uno mismo. Y como una carrera televisiva depende de tantas y tantas variables, la solución más inteligente es dejarse llevar.

O sea, que ya no me volváis a preguntar qué haré cuando acabe ‘Sálvame’. Porque es que además tengo un contrato de larga duración con la cadena y, en el peor de los casos, pues seguro que me encuentran acomodo como estatua escultural en uno de los múltiples pasillos del edificio. Además, teniendo en cuenta el éxito que tiene el programa, no me extrañaría nada que el día de mañana, cuando cierre ‘Sálvame’, tardemos solo un par o tres de semanas en estrenar ‘Sálvame II. La saga continua’. Con los mismos presentadores, los mismos colaboradores y algún retoque en el decorado. Es decir, siguiendo la máxima de Lampedusa: “Que todo cambie para que todo siga igual”. Porque, desengañémonos, desde el principio de la humanidad seguimos emocionándonos con los mismos temas. Fijaos la de punta que… Esta semana he leído una frase de Louise Glück que me ha taladrado el alma: “Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria”. Pues mira. Ya está. La próxima vez que me preguntéis qué harás después de ‘Sálvame’ contestaré: “Intentar que mi mirada vuelva a la infancia para que lo que me quede de vida no me suene a función ya estrenada y repetida”.

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