El silencio se instaló en mi vida

No me encuentro cómodo entre las multitudes, y me encabrono con el mundo cuando acepto una incitación de estas características. Pero qué alegría haber dio. Qué alegría encontrarme con mis compañeros, a los que había visto el día anterior. Qué buen rollo se respiraba. Qué emoción cuando entró Belén. No sé qué pasará ni cómo estaremos dentro de diez años, pero entre la gente que estamos en ‘Sálvame’ se han creado unos lazos muy curiosos.

Cuando tuve que cancelar las funciones de teatro, me pasó algo muy curioso: dejé de escuchar música, no podía, me ponía triste. El martes volví al hospital para hacerme una prueba rutinaria. “Todo en orden”. Creo que tener que someterme a esa prueba me estaba desequilibrando más de lo que yo pensaba. Recuerdo que incluso un día llamé al neurocirujano para preguntarle si lo que me estaba sucediendo era normal y su respuesta afirmativa me tranquilizó. Lo más complicado ha sido enfrentarse a esa sensación –no sé si cierta o no– de que no puedes elegir la vida que llevas sino la que te impone la salud.

El viernes por la noche comienzo a ver en Netflix ‘El caso Alcàsser’. Duele recordar aquella historia que tanto nos conmovió porque, entre otras cosas, hizo recordar que el mar existe. ¿Cómo seguir viviendo después de lo que sucedió? Comienzo a ver el segundo capítulo de la serie y a los pocos minutos, tengo que quitarlo. Empiezo a sentir miedo cuando se inicia la búsqueda de los asesinos y empiezan a salir las primeras imágenes de los sospechosos. Qué sórdido todo.

Continua leyendo en www.lecturas.com