Chanel ha hecho un parón demasiado largo, su recuerdo es puro humo

Creo que no es fácil parar en esta sociedad en la que vivimos. Desde luego, es una de mis grandes asignaturas pendientes. Da miedo parar por temor a que la ola del mero devenir de la existencia te aplaste y te quedes más perdido todavía. Miro a mi alrededor y me da la sensación de que todo va a una velocidad vertiginosa y pretender vivir al compás de lo que está sucediendo es tan agotador como infructuoso. Cada día aparece algo nuevo y lo que era original la semana pasada nos suena hoy a viejo, a ya conocido.

Me ha dado mucho que pensar la celebración esta semana del Benidorm Fest. He visto a jóvenes aspirantes a artistas meterse de lleno en lo que significa la exposición pública para acabar llorando en ruedas de prensa por culpa de las críticas descarnadas, injustas e innecesarias que han tenido que soportar. Probablemente, por parte de gente que sentiría pavor por subirse a un escenario, más que nada porque carecen del mínimo talento necesario para hacerlo. O, lo que es peor: de cualquier talento. Muchas de las personas que han participado en el Benidorm Fest volverán su casa desencantadas, pensando que ser artista es eso. Y no lo es.

Pretender iniciar tu carrera en un programa de televisión es peligroso. Si a los profesionales que llevamos muchos años nos cuesta aceptar las críticas que genera nuestro trabajo, no me imagino el dolor que debe causar convertirte en objeto de destrucción masiva con algo tan personal como tus emociones. Estos últimos años hemos aprendido algo muy importante: que en este país hay mucho talento que mostrar. Creo que nos falta aprender a ser mejor público. Dictaminamos con rapidez y empujamos al olvido a gente que a lo mejor merece una segunda y una tercera oportunidad. Pero no les damos tiempo porque hay otros muchos esperando a la cola. También creo que no todo el mundo es el artista que cree ser y que muchas veces hace falta una visión externa para que te pinchen el globo de una ilusión que tú mismo has hinchado. No me suelen gustar los concursos de talento porque provocan muchas frustraciones. Pero, por otra parte, pienso que está muy bien que existan porque creo que, si hay un mundo para el que tienes que estar preparado para la frustración, es el artístico. Y cuando antes te des cuenta, mejor.

A todo esto, cabe recordar que el año pasado Chanel fue la ganadora del Benidorm Fest. Quedó tercera en Eurovisión y tenía a todo un país rendido a sus pies gracias a una actuación prodigiosa. No sé lo que está haciendo ahora, me suena que va a ser jurado de ‘talent’. De otro más. No he vuelto a saber mucho más de ella. Estando en lo más arriba hizo eso tan difícil a lo que antes hacía referencia: parar. Quizás haya parado en exceso y tampoco tenía la trayectoria profesional para permitírselo. A lo mejor nos tiene preparada una gran sorpresa, pero mucho me temo que Chanel pasará a la historia como una de las artistas peor representadas de los últimos años. Hoy en día su recuerdo es puro humo. No se lo merece.

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